El abuelo se despierta temprano y nos arrastra a Bea y a mi a dar una vuelta por Klaipeda. Supuestamente estamos en el centro del pueblo, pero parece mas bien un polígono industrial. Los objetivos son: lavabo, cash y café. Llegamos a un centro comercial medio cerrado donde cumplimos los dos primeros. Todas las tiendas están cerradas así que seguimos buscando por el pueblo hasta encontrar una cafetería abierta. Pese a ciertas dificultades con el idioma local, conseguimos dos cafés y un té junto a unas cuantas avispas. Volvemos a los coches justo cuando se despiertan el resto.
El plan del día es ir al Istmo de Curtlandia, una zona que se ve curiosa desde el mapa.
Nos acercamos a la costa buscando el modo de llegar al Istmo, pensando que habría contacto con tierra o existiría un puente. Después de dar algunas vueltas y consultar los planos / guías, nos encontramos en el ferry. Pagamos el peaje correspondiente, subimos los vehículos y nos paseamos por la cubierta mientras nos acercamos al Istmo.
Al llegar seguimos los carteles hasta información turística donde nos atiende una mujer con bigote y que huele a vinagre. Compramos un mapa y decidimos hacer la primera parada en la playa.
Nos enteramos que la parte interior del Istmo está contaminada y el baño está prohibido. En la parte exterior hay varias playas a las que se puede acceder con bici o coche. Paramos en la primera que encontramos, nos ponemos el bañador y subimos la gran duna hasta encontrar la playa.
Nos bañamos aunque esté nublado y con mucho viento. Salimos y nos secamos. Preguntamos si hay duchas y nos dicen que no. Contamos el baño como ducha de todos modos ya que el agua no está salada. Nos relajamos y hacemos algunas tonterías en la playa antes decidir salir.
La siguiente parada en la ruta del Istmo es "la colina embrujada". Hacemos la ruta indicada en el mapa y nos encontramos muchas estatuas, que no dan miedo, pero sí bastante juego a hacer fotos.
Para de llover, pagamos la merienda y volvemos a las dunas. Allí disfrutamos del primer (para mi) top 10 del viaje.
Nos acercamos a la costa buscando el modo de llegar al Istmo, pensando que habría contacto con tierra o existiría un puente. Después de dar algunas vueltas y consultar los planos / guías, nos encontramos en el ferry. Pagamos el peaje correspondiente, subimos los vehículos y nos paseamos por la cubierta mientras nos acercamos al Istmo.
Al llegar seguimos los carteles hasta información turística donde nos atiende una mujer con bigote y que huele a vinagre. Compramos un mapa y decidimos hacer la primera parada en la playa.
Nos enteramos que la parte interior del Istmo está contaminada y el baño está prohibido. En la parte exterior hay varias playas a las que se puede acceder con bici o coche. Paramos en la primera que encontramos, nos ponemos el bañador y subimos la gran duna hasta encontrar la playa.
Nos bañamos aunque esté nublado y con mucho viento. Salimos y nos secamos. Preguntamos si hay duchas y nos dicen que no. Contamos el baño como ducha de todos modos ya que el agua no está salada. Nos relajamos y hacemos algunas tonterías en la playa antes decidir salir.
La siguiente parada en la ruta del Istmo es "la colina embrujada". Hacemos la ruta indicada en el mapa y nos encontramos muchas estatuas, que no dan miedo, pero sí bastante juego a hacer fotos.
sin rencor, que queda mucho viaje
La tercera parada en el Istmo es en las dunas. Comemos primero y mientras preparamos la pasta empieza a llover.
Cuando terminamos de comer parece que ha mejorado el tiempo y vamos hasta la entrada de las dunas, pero al llegar allí empieza a diluviar. Corremos hacía los coches. 5 se refugian en el Opel, pero los otros no podemos entrar en la furgoneta, ya que las llaves las tienen Gaby y Ruben, que disfrutan la vuelta paseando bajo la lluvia.
Impovisamos unos tendederos para la ropa dentro de la furgoneta.
Mientras sigue diluviando vamos al pueblo más cercano: Nida. Allí entramos en un restaurante donde los nativos ya están cenando. Cogemos mesa y nos pedimos un postre: chocolate caliente, aunque resulta ser solo un chupito.
En el restaurante, mientras esperamos a que pare de llover, se escriben las primeras líneas de este blog. Desafortunadamente se perdieron.
En el restaurante, mientras esperamos a que pare de llover, se escriben las primeras líneas de este blog. Desafortunadamente se perdieron.
Para de llover, pagamos la merienda y volvemos a las dunas. Allí disfrutamos del primer (para mi) top 10 del viaje.
Salimos de las dunas y vamos a una gasolinera cerca de la frontera con Rusia - Kalingrado, dondesufrimos a una rusa que cree que los extranjeros entienden ruso si se chilla lo suficientemente fuerte.
Se ha hecho tarde y partimos hacía el Ferry. Allí nos encontramos a unos fans de la Penya y Sismas Jasaitis.
Una hora mas tarde llegamos a Palanga, el principal pueblo turístico de Lituania. Nos encontramos muy buen ambiente en las calles. Compramos unos kebabs y intentamos comerlos acompañados de unas cervezas en el paseo, pero la policia lituana nos disuade y nos sugiere asaltar la terraza de un restaurante cerrado.
Terminamos de visitar el centro del pueblo y nos vamos a dormir.
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